“Hace cinco años perdí mucho más que unos cuantos kilos: perdí toda la esperanza. Parte de mi vida está en esta historia, que es el fruto de todo lo que aprendí en ese tiempo. Espero que sirva para comprender lo que es un trastorno alimenticio, cómo afecta y desgasta a una persona, cómo mata… Quiero dar un soplo de esperanza a todos los que, como yo, se han sentido insuficientes, solos e incomprendidos. Quiero recordarles que su historia también es importante”
Beatriz Esteban tiene 22 años. Con su libro “Seré Frágil” (Planeta) abrió las puertas de, para muchos, una desconocida enfermedad. El comienzo de este reportaje recoge las palabras de la contraportada de “Seré frágil”, palabras que resumen su objetivo y visión de la anorexia.
Beatriz es graduada en Psicología por la Universidad de Valencia y escribió esta novela para compartir sus sentimientos, relatar sus vivencias y aligerar el peso. Seré frágil relata una historia de ficción basada en su propia experiencia como superviviente de la anorexia. Su libro que fue finalista en el premio literario Jordi Sierra i Fabra para Jóvenes 2015. La escritora estuvo en la Agencia EFE, en Madrid, a primeros de octubre, y participó en un debate sobre adolescentes con motivo del Día de la Pediatría, organizado por la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Ahí la conocimos, y ahora hemos hablado con ella de la experiencia que narra en su novela.
“Todo el mundo conoce la palabra anorexia y todo el mundo sabe lo que es pero realmente nos quedamos con esa concepción tan pequeña, con una persona que simplemente deja de comer y no nos damos cuenta de el por qué, qué significa y qué esconde”, señala Beatriz en la conversación con EFEsalud.
La RAE define esta enfermedad mental como “síndrome de rechazo de la alimentación por un estado mental de miedo a engordar, que puede tener graves consecuencias patológicas”.
Considerar esta definición como anorexia refuerza la idea que el colectivo popular ya tiene sobre este trastorno mental: su único problema es no querer comer. Pero la palabra anorexia encierra muchas y diferentes acepciones según su contexto.
“Aunque cada caso es un mundo, detrás de una anorexia hay una persona que nunca ha sabido quererse y que busca desesperadamente ayuda. Al igual que las personas que buscan olvidar sus problemas con el alcohol y las drogas, las personas con anorexia toman otra vía de escape centrándose en la comida e inconscientemente están buscando ayuda aunque tú no lo veas”, sostiene la escritora.
En España, alrededor de 400.000 personas padecen algún trastorno de la conducta alimentaria, 300.000 de ellos tienen entre 12 y 24 años, convirtiéndose en la tercera causa de enfermedad crónica en la adolescencia, de hecho la edad de inicio en la anorexia nerviosa se sitúa entre los 13 y los 18 años, según datos de la Fundación Fita y de la Asociación española para el estudio de estos trastornos.
Antes de la pérdida de peso se dan pequeños cambios como pasar mucho frío, y evitar todas las comidas. Además uno de los primeros rasgos es la “irascibilidad sobre todo si les hablas de comida, se vuelven agresivas y ocultan cosas”.
Beatriz también resalta que actualmente existen casos de trastornos de la conducta alimentaria enmascarados bajo una dieta vegetariana o vegana, al no llevarla a cabo por cuestiones éticas sino como una manera de restringir.
En este reportaje recogemos siete frases textuales del libro de Beatriz como hilo conductor de la entrevista.
“La vida con un trastorno alimentario es mitad vida”
Es necesario hablar sobre estos temas “pero hablar bien, se habla desde el punto de vista puramente médico, y olvidando la perspectiva biopsicosocial”, es decir se explican los síntomas, no cómo esa persona llega al punto de desnutrición.
Cuando se habla de trastornos de la conducta alimentaria solemos hacer referencia a la comida, pero la comida es solo el síntoma y el síntoma es la punta del iceberg.
Los jóvenes son un grupo especialmente vulnerable a esta enfermedad, y la manera de luchar es hablar sin miedo sobre ella; “en mi caso al publicar el libro tenía miedo porque todo el mundo iba a saberlo y de hecho hubo gente conocida que me dijo: pero chica con lo inteligente que eres tú”, cuenta la escritora.
“Quizás todavía podían ir las cosas bien, entonces alguien me llamó gorda, no lo estaba, aunque ahora con 15 kilos menos pienso que si lo estoy“
El libro refleja cuánto tardan los padres en llevar a sus hijas al médico: “He visto a un montón de gente que dicen que son tonterías de la adolescencia, que ya se le pasará o incluso que es una niña mimada, invisibilizando así el terrible sufrimiento que hay detrás de la enfermedad”.
No ven el problema hasta que físicamente lo es, “por ejemplo cuando se desmaya, pero si lleva dos años haciendo dietas, si el peso está constantemente fluyendo, si no llegan al infrapeso, no hacen nada”. Una enfermedad invisible que juega a si no lo veo no lo creo.
“Esta enfermedad no es ningún juego es algo muy grave, así que chicas no hagáis tonterías y comed”
La anorexia también existe en los hombres, entre el 5 y 10 % de los afectados son hombres, aunque debe haber muchos más hombres de los que conocemos “pero intuyo que en algunos casos se esconden porque tienen miedo a ser juzgados y al estigma asociado, al ser considerada una enfermedad femenina”, opina.
Un trastorno en la conducta alimentaria tiene distintos factores que predisponen, genéticos, individuales y sociales, y en cuanto a estos últimos las mujeres se exponen a una presión inmensa y todo se sustenta en un sistema donde se da más valor al físico de la mujer que a lo que es capaz de hacer, “porque venimos de una tradición donde no hace tanto la mujer era una propiedad de un hombre”. Y a día de hoy sigue habiendo muchas empresas que siguen aprovechándose de que la mujer no se quiera lo suficiente, denuncia Beatriz.
“La chica disfrazada que me mira desde el espejo me decía adelgaza y todos te verán bonita”
La reiteración de esta frase durante su novela pone el acento en justificar que no le gustaba lo que veía reflejado: “Pensé que quizás lo que me faltaba para quererme era verme mejor y en las mujeres lamentablemente adelgazar es sinónimo de verse mejor”.
Durante el periodo que padeció anorexia acabó odiándose, odiándose como nunca ha odiado a nadie: “Es un pensamiento recurrente de los pacientes con trastornos de la conducta alimentaria, la enfermedad te hace creer que eres débil, que eres asquerosa, que no tienes suficiente fuerza de voluntad y te vuelves tu peor enemiga”.
“No quería que mi grasa se viera, me da igual morir si al menos muero delgada”
¿Es la anorexia un tipo de suicidio a largo plazo? “Estamos hablando de una enfermedad mental, donde sientes mucha culpa, ansiedad y cuando te odias te quieres aniquilar y no quieres sobrevivir”, confiesa. “Los sentimientos de culpa, ansiedad y odio son en muchos casos el pan de cada día, así que, como en muchas otras enfermedades mentales, el riesgo de padecer pensamientos suicidas es alto”
Las enfermedades de la conducta alimentaria “tienen la tasa de muerte más alta de todas la enfermedades mentales debido a la inanición y complicaciones médicas, pero también porque sufren muchos trastornos depresivos, lo que puede desembocar en suicidio”, expone.
Es necesario entender que esas personas que sienten tanto sufrimiento quieren huir de él por algún lado, “ellas no lo hacen porque le produzca placer, sino porque están en un bucle en el que su vida no tiene sentido”, esclarece.
“Nadie me avisó que la perfección es imposible de conseguir y que buscarla solo lleva a destruirse”
La anorexia es una enfermedad muy competitiva en constante búsqueda de la perfección. “A través de las redes sociales encontré una cuenta de una chica que estaba en plena enfermedad, y la leía con morbosidad para conocer por qué alguien hace eso. Pero conforme iba leyendo decía pero cómo puede estar esta chica mal por comerse una galleta y yo con todo lo que como ¿qué debo ser? Aunque no es la única causa el problema de la romantización de la anorexia que existe en las redes frivoliza mucho la enfermedad y puede ser un desencadenante”.
La anorexia tiene un componente morboso, “es una enfermedad de mujeres bellas y modelos y el peligro es ese mensaje es que buscas parecerte a esa imagen para que por fin te hagan caso y puedas recibir ayuda”. La anorexia y la bulimia afectan al 5,6 % de la población adolescente, que obtiene de páginas en Internet toda clase de consejos especialmente lesivos para su salud.
Para Beatriz Esteban la perfección la se definía en “ser suficiente. Sentía que no era lo suficientemente buena, no le gustaba lo suficiente a la gente y si lo conseguía sería suficiente para mi, para el mundo y podría descansar”.
En la actualidad, la perfección no le preocupa: “Es un mito que se utiliza para vendernos una vía a esa perfección”, que nos incita a buscarla a través de dietas milagrosas, cambios físicos o cirugías, pero habría que reflexionar más sobre ¿y si el humano perfecto es aquel justamente que es imperfecto, porque al final es lo que nos hace humanos?
“Nace otra persona, consumida por la enfermedad, rota, prisionera, vacía. Antes de que te des cuenta te tiene atrapada”
Vía – EFE