El pasado 11 de noviembre, el Ministerio de Salud emitió una alerta en la que recomendó no usar vapeadores. A pesar de la medida, no hay información local o estudios nacionales que sustenten la medida.
Rodrigo Marín, director de vigilancia del Ministerio de Salud, explicó a El Observador que los fundamentos que tenían para difundir la alerta sanitaria eran los casos ocurridos en Estados Unidos. En dicho país, de acuerdo con Marín, 2.290 personas han sido afectadas y se registran 47 muertos.
“¿Cuántos casos hay en el país? No lo sabemos. ¿Tenemos un problema en el país? No lo sabemos. Vamos a empezar a protocolizar estos casos”, expresó Marín.
Daniela Guzmán, del Observatorio de Control del Tabaco, manifestó que se necesitaba tener una base científica para publicar la alerta.
“Como es un tema tan reciente, pues todavía, incluso a nivel internacional, se está generando esta discusión en torno al tema de los cigarrillos electrónicos y los vapeadores”, comentó.
No obstante, se emitió la alerta por un “principio precautorio”. Marín explicó que, por ser un tema nuevo, sólo Estados Unidos había cuantificado los casos. Una vez que se publicó esta información, el Ministerio de Salud decidió hacer un protocolo de vigilancia y estudiar los casos.
La alerta sanitaria se resume en:
- No usar o dejar de consumir los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN) ni los Sistemas Similares Sin Nicotina (SSSN).
- No utilizar SEAN como una alternativa.
- No exponerse a los aerosoles.
- Sugerir a los administradores que no permitan que las personas vapeen en sus locales.
Este protocolo es muy similar al de Estados Unidos. Marín comentó que Costa Rica es uno de los pocos países que lo tiene, así como la alerta sanitaria.
“Tan pronto como vemos los casos, inmediatamente Costa Rica actúa y hace una alerta sanitaria que posiblemente sea una de las pocas que hay en el mundo” explicó el director de vigilancia.
Según Rodrigo Marín, a mediados del próximo año el Ministerio de Salud podría saber más sobre la situación de Costa Rica.
El Observador también conversó con Daniel Cisneros, director de ciencia e innovación en Centroamérica y el Caribe de la tabacalera Phillip Morris, sobre esta alerta. Cisneros puntualizó estos aspectos que omitió el Ministerio de Salud:
- Está categorizando a todos los productos con el mismo riesgo, sin considerar que hay algunos que pueden ser manipulados y otros con estándares de calidad más rigurosos.
- Debe informar a las personas sobre los efectos de manipular estos productos.
- Debe garantizar que los sitios en los que se venden estos dispositivos tengan los derechos de manipulación de manera correcta, así como las patentes.
¿Cómo funcionan los productos alternativos?
Cisneros explicó que los dispositivos alternativos al cigarrillo tienen una resistencia en voltajes que puede alcanzar los 350 y 400 grados centígrados.
Si se expone a nicotina líquida, esta se evapora y produce el vapor de nicotina. Lo mismo ocurre con los otros geles.
La diferencia entre estos cigarros y los de tabaco tradicionales es la combustión. Es decir, los cigarros que usan picadura de tabaco se queman. En este proceso, se liberan entre 6.000 y 7.000 toxinas por unidad. Esta combustión es la que produce el humo y la ceniza.
Los dispositivos electrónicos, por su parte, lo que tienen es vapor de nicotina. “No hay un cambio de materia, no se está quemando nada”, explicó Cisneros.
Cisneros enfatizó en que el uso de productos con nicotina no es libre de riesgos para la salud, pero que “hay una clara diferencia entre el cigarrillo que genera combustión porque hay paso de materia sólida a gaseosa a otros productos o alternativas que no tienen combustión y sólo generan vapor de nicotina”.
“El cigarrillo electrónico, manipulado de manera correcta y sin productos alterados, es una mejor opción para el organismo que un cigarrillo tradicional, porque no tiene combustión; sin embargo no es libre de riesgo”, agregó.
Hay dos tipos de cigarrillos electrónicos, según Cisneros: de tanque abierto y los que se fuman con cartuchos.
- De tanque abierto: son los vaporizadores. Si no se compran en sitios “especializados”, puede que no cumplan con los requisitos mínimos de producción, como el añadimiento de vitamina E o THC. El costo de estos dispositivos está entre los $80 hasta los $200.
- De cartuchos: se conocen también como e-pen. Son prediseñados. Para usarlos, se coloca el cartucho y este entra en contacto con la resistencia. Estos pueden costar entre $30 y $60.
El costo de los líquidos, de acuerdo con Cisneros, puede estar entre los $15 por cartuchos de dos o cuatro, hasta los $26 o $30 por botellas más grandes. Un cartucho de dos bolsas cuesta $6 y trae dos cápsulas.