Las solicitudes de refugio en Costa Rica crecieron hasta 15 veces en el último lustro, de la mano de las crisis sociopolíticas de Nicaragua y Venezuela. Una persona solicita el refugio cuando se siente perseguida en su nación de origen, situación que impide su regreso a esta.
Costa Rica reconoce en su Ley de Migración, así como en tratados internacionales que ha firmado, a los ciudadanos refugiados. Se establecen dos panoramas:
- hay fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, género, pertenencia a determinado grupo u opiniones políticas
- carece de nacionalidad y por hallarse fuera del país, donde antes tenía su residencia habitual, no pueda o, por causa de dichos temores, no quiere regresar
El país pasó de recibir 2.198 peticiones en 2015 a 34.446 en 2019, de acuerdo con los datos oficiales de la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME), con corte al 11 de noviembre del 2019, solicitadas por El Observador.
El crecimiento fue sostenido y disparado en los últimos dos años.
Dos crisis cambiaron universo
Ese «cambio en el universo de las solicitudes de refugio», como lo cataloga el encargado de la Unidad de Refugio de Migración, Allan Rodríguez, está marcado por dos acontecimientos:
- Conflicto humanitario en Venezuela: desde el 2013 arrastra una crisis que el presidente Nicolás Maduro – considerado por Costa Rica como ilegítimo – le atribuye a Estados Unidos por ocasionar un freno en la producción de barriles. Agudizada por la hiperinflación y la falta de comida y medicamentos, la situación provocó la emigración de 4,5 millones de personas
- Estallido social en Nicaragua: desde abril del 2018 inició una crisis por una reforma al sistema de seguridad social del presidente Daniel Ortega. Arrancó un movimiento que exige elecciones, al tiempo que el régimen reprime a los manifestantes
El caso nicaragüense fue el que mayor impacto tuvo en Costa Rica. Llegaron a registrarse tantas solicitudes de refugio en un mes solo de nicaragüenses, como de las demás nacionalidades combinadas en todo el 2015.
Según Rodríguez también hubo una particularidad: los nicaragüenses en territorio nacional, pero en condición irregular, aprovecharon la situación para buscar estabilizarse en el país.
El jefe de Refugio destacó que una mayoría, tanto de venezolanos como nicaragüenses, de quienes han solicitado asilo en los últimos tres años, se caracterizan por tener un perfil diferente al que se acostumbra a recibir en Costa Rica: son estudiantes o profesionales.
La abismal variación en la cantidad de trámites obligó al país a pedir cooperación internacional al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Desde mediados de 2018 cancela el salario de 33 colaboradores adicionales para la Unidad de Refugio de Migración, así como el alquiler de un edificio.
Catálogo de nacionalidades
Las crisis en Nicaragua y Venezuela rompieron décadas de una tendencia en la que predominaban los solicitantes de El Salvador y Colombia. También aparecían Honduras, Guatemala y Cuba.
Allan Rodríguez mencionó que esas nacionalidades sufren desde inicios de siglo con el crimen organizado, o bien con una privación de libertades por parte del régimen castrista. Los pretendientes de asilo del triángulo del norte de Centroamérica argumentan extorsiones de parte de las violentas pandillas.
En Colombia predominan los temores al narcotráfico y las guerrillas.
Los países mencionados representan poco menos de una sétima parte del total de nacionalidades que pidieron activar la protección internacional en lo que va del año.
El listado lo completan Angola, Argelia, Argentina, Bahamas, Bolivia, Brasil, Camerún, Chile, China, Ecuador, Egipto, Eritrea, España, Estados Unidos, Ghana, Haití, India, Iraq, Italia, Jamaica, Jorndania, Líbano, Marruecos, Mauritania, México, Países Bajos, Palestina, Panamá, Perú, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Democrática del Congo, República Dominicana, Rumanía, Rusia, Siria y Turquía.
Como conjunto hicieron 460 solicitudes al 11 de noviembre, 1,3% del total.
¿Que implica el refugio?
Cualquier extranjero sin importar su estatus migratorio puede iniciar el trámite de activación de la protección internacional. Debe presentarse a Migración en la Uruca, con una identificación (si tiene) y anotar sus motivaciones.
Ese proceso funciona diferente para nicaragüenses y venezolanos, quienes deben llamar al 1311, donde se le asignará una cita para su atención.
Luego habrá una entrevista de legitimidad, donde el solicitante narrará «a viva voz» los motivos. Se le entrega una carné que indica la existencia del estudio del pedido. Así tendrá acceso a todos los servicios del Estado, pero no ayudas sociales.
La Unidad de Refugio debe analizar cada caso, contrarrestando datos y cumpliendo la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados.
Migración hace una recomendación – positiva o negativa – que pasa a la Comisión de Visas Restringidas y Refugio, integrada por los ministerios de Relaciones Exteriores, Seguridad y Trabajo.
«De acogerla, se hace una resolución y se comunica a la persona y la persona hace el trámite correspondiente para la obtención de un Documento de Identidad Migratoria para Extranjeros (Dimex) con la condición de una categoría especial para que pueda trabajar en cualquier actividad», explicó Rodríguez.
Si se rechaza, el solicitante puede presentar una revocatoria, que volverá a ser analizada. Si se mantiene el veto, puede interponer como última instancia una apelación ante el Tribunal Administrativo Migratorio (TAM).
En promedio, se tarda aproximadamente dos años en conseguir una resolución en firme