El innovador método fue creado por dos académicos de la Universidad de Costa Rica (UCR) en compañía de cinco científicos estadounidenses.
Se trata del José Guevara Coto, bioinformático y Rodrigo Mora, microbiólogo.
Con esta prueba, los médicos analizarán la orina extrayendo células desprendidas de la vejiga para determinar si son cancerígenas.
Actualmente, para detectar la presencia de este tipo de cáncer se debe hacer una prueba invasiva, conocida como cistoscopía, es decir, se introduce un tubo delgado a través del orificio uretral, ese tubo lleva incorporada una cámara de video de reducido tamaño con una potente luz para visualizar el interior de la uretra y de la vejiga.
La principal desventaja de este procedimiento es que, durante la exploración, existe el riesgo que el aparato introduzca bacterias y origine alguna infección. Además, al aplicarse cuando hay sospechas, someten a personas sanas al procedimiento de manera innecesaria.
“Se pretende que el examen de orina esté más orientado al tamizaje para la detección temprana y evitar cistoscopías innecesarias; es decir, hacerla solo cuando realmente se requiera”, manifestó Mora, microbiólogo costarricense del Laboratorio de Docencia en Cirugía y Cáncer.
“Por ejemplo, si un paciente presenta pequeñas cantidades de sangre en la orina se le puede hacer la prueba de orina que diseñamos en este trabajo. Si el resultado es negativo, se evitaría que la persona sea sometida a una cistoscopía, por el contrario, si el resultado es positivo, al paciente se le puede realizar la cistoscopía para conocer la severidad del cáncer”, añadió.
Según indicaron en la casa de enseñanza, el método es el primero en su tipo a nivel mundial y fue desarrollado gracias al uso de algoritmos genéticos adaptativos (AGA).
El objetivo de los científicos de la UCR es reducir la complejidad de los datos para construir una escala de malignidad y así, diferenciar las células tumorales de las normales.
“En los últimos años se ha intentado desarrollar marcadores urinarios para detectar el cáncer de vejiga. Sin embargo, ninguno de ellos fue capaz de alcanzar un nivel aceptado para convertirse en un procedimiento diagnóstico estándar. Por esa razón, de los Estados Unidos nos contactaron para ayudar a desarrollar un método que permitiera consolidar una prueba de fácil realización, rápida, barata y de alto rendimiento y, lo más importante, sin ser invasiva”, menciono Mora.
Aunado a ello, mencionó que, para aumentar la certeza de los resultados, los algoritmos se basan en los datos obtenidos por medio de la tecnología de citometría de flujo. Esta técnica utiliza una luz láser encargada del recuento y clasificación de cada célula, a fin de descubrir si son o no cancerígenas.
Datos del informe Globocan 2018 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), señalan que en el mundo cerca de 549.393 personas padecen de cáncer de vejiga, de los cuales, 199.922 fallecen.
En suelo tico hay 210 casos nuevos por año, de los cuales, casi la mitad muere y los sobrevivientes tienen entre un 50% y 80% de probabilidades de padecer nuevamente la enfermedad.