La doctora Joana Nicolau, endocrina del Hospital de Son Llàtzer de Palma de Mallorca, recibe el premio a la Mejor Tesis Doctoral en Endocrinología y Nutrición 2018, por su estudio “Prevalencia de trastornos psicopatológicos en la obesidad y la diabetes mellitus: influencia sobre el control metabólico, complicaciones de la diabetes tipo 2 y respuesta al tratamiento de la obesidad”
La doctora Joana Nicolau, endocrina del Hospital de Son Llàtzer durante una entrevista con Efe tras ser galardonada con el premio a la Mejor Tesis Doctoral en Endocrinología y Nutrición de 2018, por haber estudiado la «Prevalencia de trastornos psicopatológicos en la obesidad y la diabetes mellitus: influencia sobre el control metabólico, complicaciones de la diabetes tipo 2 y respuesta al tratamiento de la obesidad». EFE/Cati Cladera
La especialista mallorquina ha constatado que existe una alta proporción de diabéticos tipo 2 y pacientes con obesidad que padece algún tipo de trastorno psicológico y que tratarlos mejora el control de la enfermedad y su calidad de vida.
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) ha entregado en su Congreso el premio a la mejor tesis del año. EFE ha entrevistado a la doctora Joana Nicolau.
¿Qué supone este reconocimiento?
No me lo esperaba. La mandé sin ninguna previsión de éxito. Simplemente hice mi práctica clínica habitual, solo que pasando unos test a los pacientes para discriminar a quienes tenían un problema psicológico. Es una tesis que ha sacado muchos resultados pero que no da dinero.
Ha estudiado la relación entre la diabetes tipo 2 y el trastorno depresivo y en la conducta alimentaria. ¿Cuál es la conclusión?
Hay relación y ésta influye en el control de los pacientes. Primero estudiamos la frecuencia de la depresión, porque en la mayoría de las ocasiones es algo a lo que no se presta atención en diabéticos porque hay otras cosas más importantes que atender y la analítica es lo primero.
Pero yo siempre les digo a los pacientes que sería muy fácil tratarles si no hubiera problemas familiares, de trabajo o de si les van a desahuciar. Todo eso influye en el control porque el paciente deja de lado cosas que le parecen secundarias como, en el caso de la diabetes, el autocuidado para mantener un buen control.
¿Afecta a muchos?
Primero pasamos un test a más de 350 pacientes y detectamos que, si normalmente la depresión afecta en torno a un 10 % de la población, entre los pacientes con diabetes 2 afectaba a casi un 30 %, se triplicaba, con lo cual la diabetes aumenta el riesgo de tener una depresión.
En segundo lugar, a quienes tenían depresión confirmada mediante entrevista con un psicólogo, se les dijo que deberían tomar antidepresivo. En la sociedad, y sobre todo en gente mayor, la depresión sigue siendo un estigma y, como tomar antidepresivos es admitirla, hubo gente que los rechazó.
Utilizamos a esos pacientes como grupo de control. Vimos a los 6 meses y al año que, quienes tomaban antidepresivo, mejoraba la calidad de vida, aspecto muy importante en pacientes crónicos, y afrontaban mucho mejor la enfermedad, pero no mejoraba el control glucémico.
¿Por qué estudió también si sufrían trastorno de alimentación?
Hay estudios de trastornos de la conducta alimentaria en diabéticos tipo 1, en jóvenes, pero no en tipo 2. Quisimos averiguar si había algún trastorno que pudiera ser más frecuente en esos pacientes tipo 2, con una edad media de 55 años, y elegimos el trastorno por atracón.
Vimos que también era mucho más frecuente que en la población general, lo quintuplicaba, e influía negativamente en el control metabólico, que incluye el peso y el estado del paciente.
¿Cómo se trata?
Por medio de psicología. Y en la actualidad casi no disponemos de psicólogos en la sanidad pública. Hay que escuchar al paciente y, en ocasiones, ser más permisivos con la dieta para evitar que quien no está pasando un buen momento psicológicamente pueda tener un trastorno de alimentación.
En cuanto a la obesidad, estudió la relación con el Trastorno por Déficit de Atención (TDAH), ¿por qué?
El estudio fue sobre personas con obesidad mórbida, ya operadas de cirugía bariátrica, que pierden peso durante los dos primeros años y luego alcanzan una fase meseta.
Cuando alcanzan esa fase, la parte psicológica que no está directamente relacionada con el problema del peso, vuelve a aparecer. Hay estudios que indican que a los 15 años una parte de pacientes han recuperado el peso perdido y se está buscando cuáles son esos pacientes y por qué.
Se ha sugerido que las variables psicológicas pueden ser importantes y eso es lo que hemos buscado: TDAH, porque se ha visto que aunque es un diagnóstico infantil, hasta en el 7 % puede permanecer en los adultos, y ver su posible influencia.
¿Y lo hace?
Sí que influye, sobre todo en la constancia en mantener las visitas y en mantener el tratamiento dietético. Son personas altamente impulsivas. También estudiamos el “grazing”, el picoteo continuo. Se suele dar en personas que antes tenían trastorno por atracón.
Tras la cirugía bariátrica, con la reducción del estómago, se les recomienda comer cada dos o tres horas porque el estómago es muy pequeño, pero lo que hacen es cambiar el patrón de alimentación a otro patrón que también es anómalo, ir picando todo el rato.
¿Cómo se trata?
Con abordaje psicológico y psiquiátrico. Lo primero es diagnosticarlo. Es necesario tener a estos pacientes identificados y sobre todo hacer un seguimiento.
Entonces, ¿es esencial tener en cuenta el factor psicológico al tratar a pacientes con diabetes 2 y con obesidad?
Sí, por su impacto negativo en el control de la enfermedad y en la calidad de vida. Se ha visto que realmente es importante, y se ha visto con datos.
En enfermedades crónicas como la diabetes y la obesidad, dos de las grandes epidemias del siglo XXI, aparte de que los números hayan demostrado que si bajas peso vas a mejorar todo tipo de complicaciones, estamos hablando también de personas a quienes les influye todo y la calidad de vida es prioritaria, es importantísima.
Pero, siendo endocrina, su especialidad no abarca todos esos aspectos
No estoy haciendo de psicólogo; la tesis solo indica a los especialistas y endocrinos que cabe tener en cuenta que existen esas otras enfermedades, para que lo integren en su práctica clínica habitual, para identificar a estos pacientes, que no se queden perdidos, y remitirlos a quien toca. Demuestra que el apoyo psicológico en la sanidad pública es importante.
¿Hacia donde encamina ahora su investigación?
En el caso de los pacientes con obesidad, estudié a 60, pero ahora ya vamos por 150. Sigo trabajando en la base de datos y además ahora tenemos una psicóloga becaria gracias a la tesis y al esfuerzo del jefe de Servicio y nos estamos orientando hacia el estudio de un nuevo patrón, la adicción a la comida, porque hay ciertos alimentos que actúan en el cerebro como si fueran una droga, y estamos viendo cuántos pacientes diabéticos y obesos tienen este patrón anómalo y cómo les influye. Estamos ampliando fronteras.
Vía – EFE