Venezuela cierra el año en materia económica con el mayor índice de hiperinflación que se haya registrado en el mundo, en un limbo económico donde el dólar ganó terreno, mientras el Bolívar -como moneda- desapareció y los bonos del régimen de Nicolás Maduro hicieron de la vida de pensionados, jubilados y trabajadores públicos, un calvario.
Pero la baja producción de petróleo y sus derivados, el escaso mantenimiento al servicio eléctrico y la poca apertura para la inversión extranjera también estuvieron a la orden de los doce meses.
Uno de los mayores problemas que vivieron los venezolanos fue el pésimo “desempeño” de los servicios públicos: agua, gas, gasolina
¿La guinda del pastel? Esa fue el pasado 17 de noviembre cuando reapareció el periodista José Vicente Rangel en su programa entrevistando a Nicolás Maduro, quien destacó que en Venezuela ya existía la dolarización por causa del petrodólar. “Todas las economías, por el peso del dólar como factor hegemónico de moneda internacional, todas las economías del mundo están dolarizadas, ese es un debate que se está dando en Venezuela (…) Ahora ha aparecido un sector de la economía que hace sus intercambios y su funcionamiento con el dólar u otras divisas de monedas convertibles”, dijo.
Desde ese momento, la economía del país cambió completamente, pero “para mal” debido a que los sueldos están expresados en bolívares -como lo establece la Constitución Nacional- y un gran porcentaje de las personas de la Tercera Edad no se encuentran bancarizadas o no reciben remesas en dólares.
Pero el año no podía cerrar sin las tradicionales colas en los negocios: Nicolás decide hacer un “regalo” de medio petro a los pensionados, jubilados y trabajadores públicos para separarlos de sus familias, no explica cómo canjearlo y la gente sale a las calles para lograr comprar algo para la cena de fin de año.