La viruela del mono continúa acechando y aumentando casos en países donde hasta ahora la enfermedad era desconocida.
Según el más reciente reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya se contabilizan 780 infecciones en 27 territorios no endémicos, de Europa, Asia y América.
Costa Rica encendió las alarmas recientemente con la primera investigación por sospechas de esta enfermedad. Una mujer extranjera, de 21 años y que ingresó a suelo nacional el pasado 22 de mayo y desarrolló síntomas, el 27 del mismo mes.
La turista arribó al país con otros seis extranjeros y mantuvo contacto cercano con 2 costarricenses, por lo que las 8 personas estuvieron en monitoreo por parte del Ministerio de Salud.
Aunque el caso fue descartado mediante una prueba de PCR para Orthopox, el doctor Rigoberto López, infectólogo y epidemiólogo de la Universidad Latina de Costa Rica, señala que esta es una muestra de que el país debe darle importancia a reforzar la vigilancia epidemiológica en las fronteras.
Según López, esa es una de las medidas que las autoridades deberían de tomar para evitar la propagación de la enfermedad por el territorio costarricense.
“Hay muchas posibilidades de que entre (la enfermedad) teniendo en cuenta de que hay muchos países de que tienen una amplia comunicación con nosotros, desde el punto de vista del turismo. Si analizamos los países que tienen ya reportados (casos), por ejemplo Canadá, Estados Unidos, Inglaterra y México, tienen mucho contacto con nosotros, recibimos mucho turismo.
El sistema de vigilancia epidemiológica debería estar muy ocupado, porque lo que hay que tener es una estricta vigilancia, ¿dónde?, en el arribo (de extranjeros), en las fronteras”, dijo el científico.
El especialista afirma que el país debe aprovechar que ahora cuenta con los reactivos para detectar esta enfermedad en un plazo de 5 horas.
Para López, las autoridades deberían aplicar una medida de detección como se hace con el COVID-19.
“Como nosotros tenemos un centro que está totalmente respaldado para diagnosticarlo (la viruela símica) con esos reactivos, pues ya se puede hacer, igual que se hizo con el coronavirus en su momento”, comentó.
Si bien, el infectólogo reconoce que esta enfermedad zoonótica es menos severa y menos transmisible que la viruela original o el COVID-19, asegura que no se debería bajar la guardia, por lo que recomienda a las autoridades aplicar medidas de prevención y a los ciudadanos estar atentos a la sintomatología para detectar casos tempranos.
Sobre todo con el alto contacto con los visitantes de estos países que ya cuentan con casos.
“Hay que estar ocupados, sobre todo las autoridades de salud, quizás podamos preocuparnos un poco, pero no hay que alarmarse, La población, lo que tienen que tener bien claro, son los síntomas, deben estar atentos, pero es una enfermedad que generalmente cursa alrededor de unos 30 días, incluso el rush que aparece entre tres y cinco días después del pico febril, que no es como el de una gripe, es un pico alto”, explicó.
Con información de Cr Hoy
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